Wednesday, November 30, 2011

Día de finados y desafinados


Sólo en México es la muerte ocasión de burla”, dice el Cónsul, personaje principal de la película Bajo el Volcán, basada en la novela del mismo título, de Malcolm Lowry. Es la burla y el jugueteo con el tema de la muerte lo que hace de México un país tan singular en su constante alusión de lo fúnebre, expresado al máximo en la celebración del Día de Muertos. Aunque tal celebración no es exclusiva de México, es quizá el paisaje topográfico y cultural de México lo que le infunde una atmosfera más peculiar a su Día de Muertos: las calaveras de azúcar, el pan de muerto, las calaveras recitadas, las calaveras de Posadas, las procesiones de gente regresando del camposanto  (entonando cantos lúgubres) a través de lomas y parajes inhóspitos y tantos otros elementos que se funden en un sólo festejo: el de la muerte.
     Mientras que para la gente de otros paises la sola idea de la muerte es aterradora, en México es motivo de fiesta. ¿Será, como dicen algunos estudiosos de la cultura mexicana, que el apego del mexicano a la idea de la muerte se debe a que añora esta con la esperanza de que en ella le vaya mejor que en vida? En ese caso caso, el dicho de Octavio Paz, que “nuestra muerte ilumina nuestra vida”, tendría un sentido más concreto del que el mismo Paz le haya querido dar. O tal vez sea, como dicen otros, que el mexicano no sabe vivir y por eso el morir no es un big deal para él.  
     No le temo a la muerte, más le temo a la vida”, cantaba el Charro Avitia con su voz fiera y estruendosa, para declarar enseguida lo difícil que es vivir —y morir también— cuando se sufre; explicando tal vez —involuntariamente— lo que hay detrás de la actitud suicida del valiente bravucón: el temor a la vida. Y en otro lugar José Alfredo Jimenez le hace segunda cuando canta: “No vale nada la vida, la vida no vale nada; comienza siempre llorando y así llorando se acaba”, y esto en un tono más filosófico, porque aquí ya no se trata de miedo, sino de una verdad más concluyente respecto al padecimiento existencial del individuo.
     Un elemento muy importante de la celebración del Dia de Muertos en España y varios paises de Latinoamerica es Don Juan Tenorio, obra que en México cobra un significado muy especial. En el Día de Muertos la gente hace su pregrinar al cementerio para visitar las tumbas de sus difuntos y pasar un tiempo con ellos. Incluso, en algunos lugares del centro y sur de México esto se convierte en todo un evento que abarca un día entero en el camposanto. Los dolientes —o mejor dicho, celebrantes— llevan comida, bebida y hasta música, para celebrar los gustos de los finados, con la esperanza quizá de que, como en Don Juan, sus almas salgan de la sepultura para entablar contacto con ellos y darles los pormenores del más allá; y recibir así también de ellos, como don Juan recibe de doña Inés, el consejo que los ayude a estar un día juntos para siempre. 
     Y cómo hablar de muertos que cobran vida sin hablar de Pedro Páramo, la gran obra cumbre de la literatura mexicana, que nos plantea la posibilidad metafórica de un pueblo (Comala) donde todos los habitantes están muertos sin saberlo. Algo así como un lugar habitado por zombís, pero sin el concepto horrorífico del vudu; porque estos zombís son tan ordinarios como cualquier ser viviente, pero animados por la pluma poética y el genio de Juan Rulfo. La metáfora sería que tal vez estemos más muertos que vivos, y todo lo que hacemos, especialmente en lo social, es un intento fútil de jugar a estar vivos.
     Sea simple adoración de la muerte, o esperanza en el más allá, el Día de Muertos siempre tendrá significados muy especiales para algunos vivos porque también les da la excusa de tomarse tiempo para recordar a sus seres queridos que han dejado este mundo, y buscar así una comunión que quizá no hayan tenido con ellos en vida. 
     Si por alguna razón se le ocurre visitar a solas el cementerio después de la medianoche, no se sorprenda si al llegar oye a alguien que canta: “No estaba muerto, andaba de parranda...”

  Nota: Este artículo apareció originalmente en una revista en línea ahora extinta, a razón del 2 de Noviembre, Día de Muertos.


2 comments:

  1. Hola, Rodolfo, vi tu comentario en mi blog sobre esta interesante entrada.
    Ya conocía este artículo pero es muy difícil comentar en tu blog.
    Ya lo intenté alguna vez y no me deja.

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    1. Dinora,
      No sé que decirte, con eso de que las computadoras y yo no hablamos el mismo lenguage. A ver si le pregunto a gente que sabe de ésto para corregirlo. Gracias por el comentario y por hacermelo saber.

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